11/02/2012

conclusión, despedida y cierre

Un año más el tío tap cierra por vuelta al curro, no sin antes dejar un último post con las sensaciones encontradas en este viaje.
Aterrizamos en Bangkok con un mes por delante para recorrer Tailandia, Laos y Camboya. Tres países, seguros, fáciles de trato y sencillos de recorrer en autobuses customizados con visillos que te llevan por carreteras donde el tiempo se detiene.
De  los recargados y dorados templos de Bangkok a las profundidades del norte de Tailandia, recorriendo en destartaladas bicicletas antiguos imperios bajo la atenta mirada de enormes budas de piedra que dejan pasar los años en huelga de manos caídas. Esta tranquilidad de Shukothai, solo interrumpida por los acordes de insomnes gallos desafinados se torno en los bulliciosos  mercados nocturnos de recuerdos y pilinguis de Chang Mai, ciudad a la que no le falta oferta turística pero de la que salimos en busca de algún lugar donde el tiempo viajase más despacio.
Un curioso paso fronterizo en forma de Mekong nos dió la bienvenida a Laos, país este en el que sus habitantes funcionan a menos revoluciones que sus vecinos tailandeses y que está a años luz del ritmo al que nosotros estamos acostumbrados. En los restaurantes se rigen por un riguroso orden de llegada, los Laosianos no son de fácil estresar, así que lo mejor es dejarte contagiar de su espíritu tranquilo y disfrutar por un tiempo de una vida sin prisas.
Dos jornadas de descenso por el río Mekong en compañía de mochileros de todas las nacionalidades nos llevaron hasta Luang Prabang, ciudad que mezcla el colonialismo francés, la arquitectura budista y las túnicas naranjas de sus jóvenes monjes. Este es un buen lugar para perderse por un tiempo, siendo más que recomendable hacer uno o varios días de trekking o disfrutar del entorno realizando deportes aventura por los parajes que rodean este bello lugar. Para los que como yo tengan fascinación por los paquidermos no pueden dejar pasar la oportunidad de darse un baño con uno de estos majestuosos animales en las cascadas de Tat Sae. Algo que a priori puede parecer una turistada se convirtió en una experiencia tan difícil de explicar como de olvidar. Ver atardecer con una beer lao en una de las terrazas con vistas al Mekong o realizar compras de artesanía en un mercado donde el regateo se hace difícil por la amabilidad de sus dependientas son otros de los activos que hacen de este un lugar especial.
Las muchas horas necesarias para recorrer este país por carretera te dan la oportunidad de descubrir la cara laosiana más humilde, plasmada en pequeñas sonrisas que interrumpen sus juegos a orillas de las carreteras para lanzar un saludo a nuestro paso. Llegamos tras un fugaz paso por Vang Vieng a una de las 4000 islas, donde nos encontramos con un paisaje de campos de arroz y paisanos que te reciben con un amable sabaidi (hola en Laosiano). Aquí se respira un ambiente de calma y tranquilidad donde no llegan los ecos de primas de riesgo ni crisis financieras. Lugar perfecto para perderse pedaleando entre arrozales y dejar que pase el tiempo tumbado en una de las hamacas que encuentras en los porches de sus cabañas mientras disfrutas de una templada beer Lao (en Asia lo de la cerveza fría no se estila) mientras ves caer el chaparron que diariamente descarga a las 6 de la tarde. Nos despedimos de este pequeño y amable país con la sensación de haber disfrutado de un paraíso en el que aún no se han fijado las mayoristas de viajes, haciendo de él todavía un destino sin resorts perfecto para la práctica del turismo de mochila.
Ningún viaje es eterno y los tachones se hacen evidentes en nuestro calendario vacacional, así que llegados a este punto nos vimos obligados a, montados en un autobús que nos llevó desde la frontera laosiana hasta Siam Riep, única parada en Camboya. País con una negra historia reciente que dejaremos en la lista de lugares pendientes de visitar.
Su relativa proximidad a Bangkok hace de este lugar un filón para las mayoristas que  sumado al goteo de mochilas procedentes de Laos lo convierten en un destino atestado de turistas de todas las categorías y que tiene como único atractivo la visita a los templos de Angkor, ruinas de intensas miradas que han sabido promocionar. Del poco trato que tuvimos con los autóctonos resaltaremos las muchas camboyanas que salen en pijama a la calle haciendo las veces de las spanish marujis de chándal y tacones y el gran número de presumidas lady boys que habitan por estos lugares. Sobre los templos decir que no defraudaron, siendo el de Bayon el más impresionante con 200 enigmáticas caras sonrientes que te observan mientras paseas entre sus torres. Dos días son suficientes para visitar la antigua urbe de Angkor wat, si bien es recomendable contratar la compañía de un guía local para una de las jornadas. Los aficionados a la fotografía tenemos en este lugar un justificado madrugón en forma de amanecer para retratar el reflejo de Angkor Wat. Para conseguir la instantánea es necesario hacerse hueco a codazos entre los cientos de japoneses, pero la estampa merece la pena.
Los últimos días acompañamos a nuestras mochilas hasta las Tailandesas islas de Koh Pangan y Koh Tao para que se dieran un baño de arena y sol antes de volver a la realidad de nuestras vidas. Llegamos allí convencidos de encontrarnos con algo parecido a Ibiza o Benidorm y nos sorprendieron dos tranquilos paraísos de pequeñas calas salpicadas con cabañas que recorrimos a ritmo de motor bike.
Koh Pangan, isla famosa por sus full moon partys nos cautivó por sus playas mientras que en la vecina Koh Tao nos hicimos adictos al baño con tubo y gafas, ya que sus cristalinas aguas repletas de corales y peces de todos los colores te hipnotizan de tal manera que hace que tu espalda se tiña de un rojo intenso. Descubrir estas dos islas ha sido un asequible lujo que se exprimió al máximo asumiendo el riesgo del alquiler de motocicletas. He de advertir a futuros viajeros que lean esto que las carreteras tienen obstáculos en forma de cráteres y bancos de arena en mitad de las calzadas y los accesos a playas de ensueño se tornan a veces complicados, pero que se hacen factibles con un mínimo de precaución. Nosotros conseguimos salir de aquí sin ninguna herida o tatoo que es como llaman los lugareños a los escorchones producidos por accidentes de moto y nos trajimos solo como recuerdo cálidos atardeceres que quedaran grabados en nuestras memorias para siempre.
Volvimos donde empezamos, a la ciudad del eterno atasco de tráfico, Bangkok. Enorme urbe que nosotros resumimos en dos calles, Rambutri y Khaosan Road, gueto mochilero de mercados y puestos de comida callejeros donde disfrutamos de un phadthai con sabor a despedida. Despedida que no podíamos afrontar sin un último masaje tailandés que nos devolvió a nuestras rutinas.
Pdt. Ortzi, Estibaliz, Nacho, Elvi, Silvia y Victor ha sido un placer compartir parte de esta aventura con vosotros, espero que el destino haga que nuestros caminos vuelvan a cruzarse en algún mundo.

8/17/2012

los maños también viajan

Nuestro tiempo en Koh Tao se ha acabado, ya que hemos decidido hacer una escala en Koh Phangan que tiene una mejor conexión de ferrys con la península. Al llegar, decidimos jugarnos una última vez el tipo alquilando una moto en el puerto, así además nos ahorramos el correspondiente taxi.
Una vez más, se repite el proceso de búsqueda de alojamiento y traslado motorizado en tres tandas: una para la accomodation, otra con las mochilas y finalmente una con nuga. Somos como la Gil Stauffer pero en motorbike.


Nos recibe esta imagen de la playa, donde antes había agua..... la pregunta: correr o no correr?


El día transcurre recorriendo la parte de la isla que dejamos pendiente. Después de los caminos de Koh Tao las carreteras nos parecen más anchas y fáciles. Aunque para llegar a la playa de Thong Nai Pan Noi hemos de atravesar un largo tramo en obras que nos recuerda la Koh Tao experience.



Mr. Handsome... Aquí comimos con la abuela más apañaa de toda Tailandia, lo mismo te hacía una  hamburguesa que te areglaba un ventilador, servicio de taxi, tarjetas teléfonicas, lavandería.... y todo con una sonrisa y amabilidad de la que ya podrían aprender muchos.


Después de toda la jornada de sol, arena y playa..... putadón. Al llegar al bungalow, nos recibe una zanja abierta que anuncia que no tendremos agua. Así que la necesaria ducha es cambiada por un chapuzón clorado con vistas a la playa.



cenita callejera en el mercado nocturno, muy recomendable y barato


A la mañana siguiente, trás otro bañito en la piscina, se revierte el proceso de traslado al puerto para coger el ferry con destino a Don Sak. Devolvemos la moto sin incidencias, cosa poco frecuente al parecer, ya que nos han ido contando los problemas/timadas asociados al alquiler de las motos. Si quieres alquilar moto no te queda otra que dejarles tu pasaporte, con lo cual estas pillado de los wevos y al devolverla se sacan algún arañazo que te cuesta 300 $, la opción de denunciar a la policia no sirve de nada ya que en la comisaría te recomiendan o que pagues o que te olvides de tu pasaporte y te pongas en contacto con tu embajada, esto que cuento es verídico.

Subiendo al barco, nos cruzamos con dos mochilas adornadas con cintas de la virgen del Pilar. Les abordamos preguntándoles si son de Zaragoza, pese a que la respuesta estaba clara. ¡Coñó, maños!! Después de muchos km recorridos en tantos viajes y de coincidir con Madrileños, Catalanes y Vascos, es la primera vez que nos encontramos con unos paisanos mochileros. El viaje se pasa sin darnos cuenta, entre anécdotas de viajes en presente y pasado. Casualmente, todos vamos a Surat thani a coger un avión al día siguiente, así que tras 3 hora de ferry, no hay duda, los cuatro sabíamos sin hablarlo, que nos alojaríamos en el mismo hotel.
Así, un día de transición en una ciudad gris y fea se va moldeando en lo que va a ser la gran juerga del viaje.

Por lo que parece en esta zona no están muy acostumbrados al turismo internacional y terminamos jugando a las películas con la recepcionista del hotel para explicarle el tipo de habitación que queremos. Tras una necesaria ducha salimos a ver que encontramos para cenar, como nos hemos alojado algo alejados del centro sólo nos queda la opción de meternos en un kentaky de un Tesco cercano. Aquí seguimos con nuestros problemas de comunicación y las miradas de las dependientas se bajan para intentar evitar el marrón de atendernos. Terminamos con todos los empleados mirándonos sin saber que hacer hasta que salió una paisana con un buen inglés que les apañó la papeleta.

Ya con la tripa llena nos sentamos en una terraza con la intención de tomar una birra Tailandesa.



Una birra que se convierte en dos y tres

 

Entre risas y bromas mañas llegaron la cuarta y quinta



Llegados a este punto dejamos de contar, ya no había vuelta atrás y la fiesta continuó en el hotel regateando con el vigilante nocturno el precio de las siguientes cervezas para seguir en la habitación.


 
La noche terminó tal y como pintaba, con los 4 maños más borrachos que nachos.




La mañana siguiente se pudo convertir en tragedia, ya que con el pedo que llevábamos no fuimos capaces de poner el despertardor y si no nos llaman de recepción para avisarnos de que estaba un taxi esperándonos en la puerta hubieramos perdido el avión...... buffff por los pelos.


La imagen del aeropuerto habla por sí sola.

 
A los nuevos amigos Silvia y Víctor les desamos el mejor de los viajes en su aventura malaya. Seguiremos vuestro blog para que nuestra vuelta sea más suave.

8/16/2012

Koh tao - Dakar… motor bike experiencies

Llegamos koh Tao sin plantearnos la opción de no tener disponibilidad en el Aow Leuk II, lugar que nos había recomendado un amigo que estuvo allí. El sitio pinta estar bastante bien, ya que nos lo han nombrado varias veces durante el viaje. La historia es que este pequeño hotel sólo tiene 5 bungalows y no se puede reservar por internet, así que es a suerte o verdad. Cierto es que también puedes intentar llamarles por teléfono, aunque si no te apañas con el paisano face to face mucho me extrañaría que su inglés mejorase por teléfono.


Llegamos a puerto y tras una dura negociación con un taxista en formato pick up (en la que sólo le rascamos 50 baths) nos plantamos en la cala que da nombre al resort. Nos tocó suerte sólo en parte, ya que de las tres noches pensadas solo podríamos pernoctar dos..... El sitio increíble, cabaña de madera en un acantilado, una de sus paredes interiores de cristal y orientada al horizonte para poder disfrutar del amanecer sin levantarse de la cama. Un hotel con encanto al alcance de todos los bolsillos. Ahora, eso sí, la perfección no existe, algún detallico se le podía mejorar, cómo poner una cortina en el baño, ya que disfrutabaan de nuestros cuerpos serranos todo los barcos que frecuentaban la bahía y poner unos duricos de agua caliente tampoco hubiera estado mal, pero igual esto es lo que le que le hizo estar a nuestro alcance.






El sitio está en una cala de la isla de complicado acceso y los avispados taxistas tienen negociado un mínimo de 300 bahts (7 €) por desplazamiento; así que una vez instalados, tras un chapuzón y un rato de snorkel decimos caminar hasta el puerto y alquilarnos una moto para tener libertad de movimientos..... y eso que la cuesta que hay que subir para salir del sitio es como para pensarseló dos veces.
De las motos de alquiler sorprende ver que todas llevan ruedas de trail. Ver una scooter tipo vespa con ruedas de tacos como que no pega, pero lo entiendes a medida que te mueves por las “carreteras” de esta isla.
Cuando llegamos al desvío de nuestro resort de 5 cabañas, nuga, la moto y yo entendemos que no podemos bajar esa rampa juntos... y eso que lo intentamos, pero nada. Así que Nuria a patica y yo con la scooter para abajo, en plan Marc Coma por la dunas del dakar.
Nos dormimos con una estampa de estrellas con media luna y me despertó el más increíble de los amaneceres... y digo me despertó, en singular, porque nuga lo intentó pero sólo lo consiguió a medias.





El segundo día en Koh Thao lo dedicamos al deporte local en esta zona de Tailandia, el snoorkel. La excursión la contratamos con la agencia Diamond recomendada por unos amigos sevillanos (gracias por el consejo, fue todo un acierto). El guía que se nos presentó como superman, pintaba ya al punto de la mañamna como un tipo divertido y no defraudo, a mi me gusta la gente con sonrisa y a este le traía de serie.

El día transcurrió con paraditas en los mejores cayos de la isla, con inmersiones en apnea para ver unos paisajes submarinos increíbles, en compañía de nemo y todos sus amigos. He de decir que da un poco de chungo cuando en la primera parada del circuito te piden atención para explicarte el modus operanding para cuando te encuentras con un tiburón. El día avanza al unisono con el rojo de nuestras espaldas pero es imposible el dejar de bucear ya que cada parada del barco es mejor que la anterior.

El 3º día en esta isla nos tocó mudanza, así que ahí me tienes subiendo y bajando con nuestra scooter de alquiler y nuestros aquipajes por esa cuesta imposible. Para esta segunda estancia optamos por la zona algo más turística de la isla, ya está bien de retiro espiritual. Aunque nadie se imagine Benidorm, simplemente es una playa con tres o cuatro restaurantes y un par de locales de copas rollo chill en la misma playa. El día lo dedicamos a trotar con la motillo de cala en cala, eso sí, siempre evitando dar la espalda al sol puesto que el día de snoorkel nos ha dejado la lomera como para freír huevos fritos.

Durante la jornada nos encontramos con varias bajadas de iguales o peores condiciones a las que habíamos sufrido anteriormente pero ya le tenemos pillado el tino a esto de conducir por arena. He de reseñar como único indicente de la jornada que fuí atacado por unos corales asesinos que se ensañaron con mis pies. Esto me dejó con las ganas de meter mis peseses con los peseses, lo de meter una herida sangrante en esa pecera de “pirañas” no molaba mucho. Cuando Nuria sacó los pies de la pecera se llevó alguno de los pececillos colgando de sus dedos. Aún no se como nuga con la hipersensibilidad que tiene en sus pies se animó a ésto.... yo que la ví en vivo y en directo no tengo muy claro si disfrutó o sufrió con los pesesitos.



Mañana jornada de reflexión en kho Phangan antes de preparar la vuelta a casa.

8/13/2012

al galope hasta la isla de la moon party

En Siam Riep decidimos que ya hemos hecho muchos kilómetros en autobús en este viaje y compramos unos billetes de avión de AirAsia para ir de bangkok hasta Surathani que esta próximo a la isla de kohtao.

Para despedida aún nos quedan otras 9 horas de excursión en van+bus hasta la capital Tailandesa. Pasamos de hacer todo el recorrido en furgoneta ya que la empresa que contratamos nos lleva como a turistas en lata, las van son más baratas (en ocasiones) y rápidas, pero también son mucho más incomodas que los autobuses.

Paramos en el paso fronterizo del que hay que destacar sus largas filas, sus pocas ventanillas y el cartel que anuncia en el lado tailandes …... “la tenencia de drogas supone la pena de muerte”. Ya en el otro lado y con los sellos correspondientes pasamos de viajar como ganado y de las empresas de transporte de la frontera y nos vamos a la estación de autobuses donde pillamos un bus hasta Bangkok.

En bangkok sólo hacemos una parada técnica de una noche en la que no hacemos nada, unas cervezas y unos padthai con los que se me fue un poco el picante y para la cama. A la mañana siguiente nos vamos al aeropuerto y en una horita en Surathani.

Nos las teníamos muy fáciles pero no se terminan nuestras bus experiences. Al salir del aeropuerto hay paisanos que te preguntan a que isla quieres ir y te enchufan a un bus directo al puerto para coger el ferry. Nos comunican que hasta el día siguiente no hay ferry a khothao pero como tenemos ganicas de playa cambiamos de planes y nos vamos a Kho Phangan, isla famosa por sus moon party.

Nos montamos en el autobús y sólo quedan libres los asientos del fondo, cuando arranca nos damos cuenta del viaje que nos espera, el bus no tiene amortiguadores, parece que vamos montados a caballo y así entre saltos y risas llegamos hasta el puerto donde se supone que nos esperaba el ferry.




Digo se supone porque la hora de salida ya hace rato que se ha pasado y aquí nadie dice nada. Al final un paisano se acerca para decirnos que fuéramos al bar, el ferry ha tenido un accidente y tardará en llegar. Como no te puedes fiar mucho de este tipo de informaciones hacemos que el bar venga a nosotros y me dedico a hacer viajes a por cervezas y noodles instantáneos super picantes, para amenizar la espera con un atardecer impresionante. Finalmente llega un ferry, nuestro ferry, echando humo negro. Cuando montamos no las teníamos todas con nosotros de si llegaríamos o nos quedaríamos tirados a mitad de camino. El barquito se menea bastante, así que este ha sido un viaje con bastante movimiento.

Llegamos a la isla sobre las 11 de la noche y unos tuktuk esperan para llevarnos a destino; el precio nos parece caro, así que salimos del puerto a ver que nos encontramos. Al salir no hay ni blas por las calles pero nos encontramos con dos andaluces que al igual que nosotros, si el paisano les dice que por aquí ellos por allá. Finalmente, compartimos pickup aunque vamos a distintos puntos de la isla y nos sale a mitad de precio que lo que nos pedían al bajar del ferry.
Llegamos a los bungalows que habíamos seleccionado en la lonely y dejo a Nuga con los andaluces y el del tuktuk, porque si no tienen sitio, nos quedamos tirados en medido de la nada; aunque en la playa igual no se duerme mal. Al entrar me dicen que esta lleno porque mañana es la half moon party y no voy a tener fácil lo de encontrar alojamiento. Dice que pruebe en otro cercano, que puede que les quede algo libre. Ahí me tienes a las 11 de la noche corriendo por una playa a oscuras en busca de un alojamiento mientras el del tuktuk se caga en tooos los míos y nuga con el hombrecilllo aguantando el tipo.

Más suerte no pudimos tener, en el holiday beach resort localizo una cabaña a pie de playa por 500 baht (12 €), con piscina en la misma arena de la playica y zona chill, todo un lujo.

A la mañana siguiente nos alquilamos una motor bike y nos dedicamos a hacer remojones en todas las calas que se cruzan a nuestro paso. Las carreteras en este lugar son una mezcla de cemento (que no de alfalto ?) arena, agujeros y falangs (o guiris) con sus motos. Y el más difícil todavía, aquí se conduce por el lado izquierdo, cosa que con un coche sale de manera natural por la posición del volante pero con una moto... El reto de hoy era no acabar con un tatoo de kho Pangan, así llaman a las heridas por los accidentes de moto por aquí.












La tarde acabó con un baño en la piscinica del hotel mientras en sol se escondía.

Ya por la noche nos envalentonamos y salimos de expedición nocturna con la motillo a la zona turística de la isla, con intención de cenar por allí; aunque finalmente perdonamos la cena para volver cuanto antes, ya que la carretera resultó ser harto complicada con bajadas del 20 % y agujeracos donde entrábamos sin problemas, nuga, la moto y yo
..... me pone un chupitín de gasolina, por favor







Así que finalizamos el día con una cenita a la luz de las velas en nuestro resort de 12 €.... puede sonar idílico y bucólico, pero lo cierto es que se les fue la luz y ¡benditas velas! porque nos estábamos comiendo los phadthai a tentón.
Esta isla nos ha sorprendido muy gratamente, la esperábamos de otra manera, más turística y con peor ambiente; así que nos planteamos una última noche aquí antes de abandonar las playas Tailandesas.
Mañana damos el salto a Ko Tao para darle al snorkel.  

8/10/2012

cambiamos de país..... y de cerveza

Se acabó nuestro retiro espiritual de Don Det, partimos de las 4000 islas con dirección a Camboya, concretamente a Siam Riep, ciudad base para explorar los templos de Angkor.
Salimos de nuestro bungalow y en el bar de enfrente nos encontramos a Ortzi y Estibaliz con los que seguimos compartiendo viaje una etapa más. Ellos algo más madrugadores que nosotros y animados al no ver otros clientes piden unas omelets para desayunar. Los laosianos de normal no cogen presión y si a eso le sumas un riguroso orden de pedido da como resultado que si ves a alguien esperando su comida y tienes prisa te puedes dar por jodido, así que nosotros decimos irnos en ayunas.

Un bote nos lleva a Ban Nakasang para coger un autobús que 14 horas después nos dejará en Siam Riep. En la estación le fiamos nuestros pasaportes a un paisano para que nos gestione la visa y arrancamos dirección a la frontera con la inquietud de si los recuperaremos. Tras cruzar la frontera, previo chequeo de temperatura corporal para decidir si somos aptos en Camboya, bajamos del bus y nos toca una hora larga de espera hasta que el paisano llega con un puñao de pasaportes y empieza a repartilos a grito pelao con acento Camboyano. Durante la espera catamos la Angkor beer y la conclusión es que aunque preferimos el caldo Laosiano no nos volveremos abstemios en este país.

Aunque ya tenemos callo en el culo de las panzadas de bus que llevamos en este viaje, éste tramo en concreto, se hace bastante largo. Llegamos sobre las 11 de la noche a nuestro destino, el consejo de Nacho y Elvi de reservar en el Babel Siam Riep fue un acierto, allí nos esperaba un tipo con nuestros nombres escritos en un folio, así que sorteamos el enjambre de tuktukeros y directos a nuestra guesthouse. Nos extrañó tener que esperar a que nos abrieran la puerta de salida de la estación, cosa que comprendimos al ver multiplicado por cuatro el numero de motocarros buscando clientes; es lo que tiene llegar a un destino con tanto turismo como éste. (dejo el link de la web al final del post)


El Babel esta regentado por un italiano que habla perfectamente español y nos da muy buena info al llegar, tanto de los templos, como de la ciudad. Él mismo, nos propuso acoplarnos a 4 españoles que habían contratado un guía en castellano para el día siguiente y la jugada no nos puede salir mejor, 7 $ por cabeza. En el desayuno conocemos a nuestros compañeros de expedición, cuatro amigos, dos chicos y dos chicas muy majetes.
En la puerta conocemos a nuestro guía y nos montamos en nuestros motocarros. Al llegar a los templos y tras pagar los 40 dolores por tres días de entrada, nos dirigimos al templo de Angkor Wat. Aquí es donde nuestro guía se arranca con sus explicaciones en un spanish-cambodiano muy gracioso, el día pinta que va a ser divertido con el paisano. Del templo decir que fue una pena encontrar la fachada principal en restauración, sobre el resto aunque impresionante no nos termina de impactar.

De aquí al complejo de Angkor Thom, lugar donde en su pleno apogeo su población rondaba el millón de habitantes, en una época en la que en Londres vivían 50.000 personas. En esta ciudad fortificada visitamos el Bayon. De este lugar impresiona el realismo de su caras de piedra que te observan mientras caminas por entre sus muros.







En este templo nuestro guía empieza a despuntar con un aquí foto, sisisi buena foto, no no no aquí no aquí. Jeje..... o puerta de piedra jijiji no se abre (realmente eran una recreación de las originales de madera). El paisano ha aprendido castellano por internet, y me río yo del aprenda inglés con mil palabras.
La mañana continúa viendo el templo de los elefantes y el grupo al unísono termina suplicando al guía un momento angkor beer. Paramos en un puestecillo donde la niña que nos vendió el montón de cervezas, se puso más contenta que naa, agotó existencias y salió corriendo a por más. Le apañamos la venta del día a la muchacha y a nosotros nos sentó esa birra de lujo.
Despúes de la comida visitamos el templo budista mahayana de Ta Prohm, famoso por aparecer en una escena de Tomb Rider con Angelina Jolie, tal y como corroboraban los cientos de japos que esperaban “pacientemente” su foto.
Cuando llegamos al hotel y sin subir a la habitación, caen más cervezas en el agradable patio que el babel tiene en la entrada, las cervezas nos fueron animando y tras una necesaria ducha salimos con todo el grupo a cenar al mercado viejo de la ciudad.


Después de cenar, nos metimos en un bar con música en directo donde cantaba una gata camboyana a la que le salían gallos como los de sukhothai. Algún valiente se atrevió con los mojitos; aunque no sé yo que tal les iría al día siguiente. Nosotros nos retiramos al salir de este sitio y eso que no pintaban como malos compañeros de juerga, pero la música y el madrugón que nos esperaban al día siguiente nos mando junto con los vizcaínos a la cama con el morro bien caliente.... Asier and company, buen viaje!!!... nos vemos en khothao.

La mañana siguiente empezó prontito, a las 4.30 ya estábamos saltando de la cama para ver amanecer en Angkor Wat, aunque lo que se dice saltar igual no saltamos..... Al sonar el despertador pensamos que no merecería la pena, los amaneceres suelen ser un poco decepcionantes, pero este cubrió todas las expectativas y las legañas fueron cayendo a la vez que la cámara captaba instantáneas. Una vez con el sol ya fuera de su cama le pedimos al conductor que nos llevara a desayunar y nos dejó en un local donde nos atendió un lady boy en pijama que nos preparó unas tortillicas bien buenas.









El día continuó con la visita al templo de las mujeres y una kilometrada de tuktuk que terminaron con un trekking hasta una pequeña cascada con grabados y vuelta en tuktuk a Siam Riep para cenar y tomar la última cerveza con nuestros compis de viaje. Mañana nuestros caminos se separan aunque aún nos tomaremos un phadthai en bankgok antes de volver a la querida patria de la que no sabemos nada.... ni ganas, lo mismo la prima de riesgo va ya por los 1000 puntos, pero eso será a la vuelta.

Y mañana tercer paso fronterizo en menos de un mes..... nos esperan las playas tailandesas.


Babel Siemp Riep Guesthause (precio 20 $ con deasyuno)  http://www.babelsiemreap.com/